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14 En tan sólo tres días fueron asesinadas unas ochenta mil personas, y otras tantas fueron vendidas como esclavas.

15 Como si eso fuera poco, Antíoco se atrevió a entrar al templo de Jerusalén, el más importante de toda la tierra. Su guía fue Menelao, aquel que no había obedecido las leyes ni respetado a su patria. 16 Con sus manos sucias el rey tomó los utensilios sagrados, y se llevó las ofrendas que otros reyes habían dejado allí para aumentar la grandeza, la importancia y el honor del templo.

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